Luego de más de tres años de la pandemia del COVID-19, el detrimento patrimonial del Hospital transitorio de Corferias sí existió
A través de un seguimiento por parte de los entes reguladores de los dineros públicos, este centro de atención que prestó su servicio durante el 2020 fue catalogado como “poco útil”.
Con la llegada de la pandemia, el gobierno nacional y local, tomó medidas con el fin de contrarrestar el posible impacto en la salud pública que tendría esta enfermedad, afectando a la mayoría de los habitantes del país y ocasionando la pérdida de miles de vidas en el mundo. Una de las primeras decisiones fue la cuarentena que anunció el presidente de ese entonces Iván Duque, declarando más de 45 días donde los colombianos no podrían salir de sus casas, con el fin de disminuir el porcentaje de infectados y fallecidos por el Covid.
A nivel mundial las medidas no fueron muy diferentes, acuartelamientos, distanciamientos, uso de elementos desinfectados en todo momento, obligatorio uso de tapabocas, entre otros, siendo en algunos casos positivos los resultados y otros, en su gran mayoría, negativos. Luego de 31 días del anuncio en Colombia del primer caso de Covid, la alcaldía de Bogotá en cabeza de Claudia López, decidieron dar apertura a un centro de atención transitorio, ubicado en Corferias.
En el momento, entre la incertidumbre la decisión fue aplaudida por todos los ciudadanos, sin saber, todo lo que acarrearía este caso. En un principio, este hospital transitorio tendría la capacidad de albergar pacientes sin síntomas de COVID-19, con otro tipo de problemas de salud, dando la posibilidad a otros centros de enfocarse en la atención de esta enfermedad. Más de 2000 camas, con sus cubículos respectivos y dotados con todos los equipos necesarios para una buena atención, se instalaron en este complejo de eventos ubicado en Bogotá, siendo en su pico más alto, solo utilizados cerca de 500 de estos espacios.
El hospital transitorio de Corferias, además de estar dotado con todo lo necesario a nivel de equipos, también necesitó de profesionales dispuestos y preparados para atender los pacientes, implicando incentivos salariales y preparación profesional para los médicos y enfermeras. Sin contemplar todo lo que implicaría garantizar el buen montaje de este centro, camillas, oxígeno, aire, acueducto, entre otros. Volviendo de esta “buena decisión”, otro problema para los ciudadanos y sus gobernantes.
Logrando solo la atención y ocupación de cerca del 13% de los lugares dispuestos, este centro de atención en Corferias por falta de información no pudo brindar todo el apoyo para el que estaba preparado y pensado desde la Alcaldía de Bogotá.
Con la pandemia terminada y todo en su normalidad, los entes reguladores empezaron a cumplir con su función y validar si los recursos destinados para este proyecto si se usaron de forma correcta, dejando después de la supervisión muy mal parada a la Secretaría de Salud de Bogotá y la Alcaldía. Decretando un detrimento patrimonial de $3.941 millones de pesos, este centro de atención transitorio causó en la ciudad un gran vacío económico e involucrando a funcionarios públicos responsables de la gestión de estos recursos. Por medio de algunas denuncias hechas desde el Concejo de Bogotá y el seguimiento de la Contraloría General de la Nación, se confirmó que el Hospital transitorio de Corferias solo fue una medida desesperada que no aportó nada en medio de la emergencia vivida en el 2020.
Con la llegada de la pandemia, el gobierno nacional y local, tomó medidas con el fin de contrarrestar el posible impacto en la salud pública que tendría esta enfermedad, afectando a la mayoría de los habitantes del país y ocasionando la pérdida de miles de vidas en el mundo. Una de las primeras decisiones fue la cuarentena que anunció el presidente de ese entonces Iván Duque, declarando más de 45 días donde los colombianos no podrían salir de sus casas, con el fin de disminuir el porcentaje de infectados y fallecidos por el Covid.
A nivel mundial las medidas no fueron muy diferentes, acuartelamientos, distanciamientos, uso de elementos desinfectados en todo momento, obligatorio uso de tapabocas, entre otros, siendo en algunos casos positivos los resultados y otros, en su gran mayoría, negativos. Luego de 31 días del anuncio en Colombia del primer caso de Covid, la alcaldía de Bogotá en cabeza de Claudia López, decidieron dar apertura a un centro de atención transitorio, ubicado en Corferias.
En el momento, entre la incertidumbre la decisión fue aplaudida por todos los ciudadanos, sin saber, todo lo que acarrearía este caso. En un principio, este hospital transitorio tendría la capacidad de albergar pacientes sin síntomas de COVID-19, con otro tipo de problemas de salud, dando la posibilidad a otros centros de enfocarse en la atención de esta enfermedad. Más de 2000 camas, con sus cubículos respectivos y dotados con todos los equipos necesarios para una buena atención, se instalaron en este complejo de eventos ubicado en Bogotá, siendo en su pico más alto, solo utilizados cerca de 500 de estos espacios.
El hospital transitorio de Corferias, además de estar dotado con todo lo necesario a nivel de equipos, también necesitó de profesionales dispuestos y preparados para atender los pacientes, implicando incentivos salariales y preparación profesional para los médicos y enfermeras. Sin contemplar todo lo que implicaría garantizar el buen montaje de este centro, camillas, oxígeno, aire, acueducto, entre otros. Volviendo de esta “buena decisión”, otro problema para los ciudadanos y sus gobernantes.
Logrando solo la atención y ocupación de cerca del 13% de los lugares dispuestos, este centro de atención en Corferias por falta de información no pudo brindar todo el apoyo para el que estaba preparado y pensado desde la Alcaldía de Bogotá.
Con la pandemia terminada y todo en su normalidad, los entes reguladores empezaron a cumplir con su función y validar si los recursos destinados para este proyecto si se usaron de forma correcta, dejando después de la supervisión muy mal parada a la Secretaría de Salud de Bogotá y la Alcaldía. Decretando un detrimento patrimonial de $3.941 millones de pesos, este centro de atención transitorio causó en la ciudad un gran vacío económico e involucrando a funcionarios públicos responsables de la gestión de estos recursos. Por medio de algunas denuncias hechas desde el Concejo de Bogotá y el seguimiento de la Contraloría General de la Nación, se confirmó que el Hospital transitorio de Corferias solo fue una medida desesperada que no aportó nada en medio de la emergencia vivida en el 2020.